9.02.2009

Ratatouille


La comida es la misma en todas partes.

Sólo cambia el nombre. Los ingredientes base se repiten.

¿Qué tienen en común Barcelona, Castilla La Mancha, Malta y el sur de Francia?

Hablando de gastronomía las une un platillo.

Decir Samfaina, Pisto Manchego, Ratatouille, Kapunata... es lo mismo pero en distintas latitudes.


Aceite de oliva, ajo, cebolla, tomate, pimiento verde, calabacín, berenjena y especias o hierbas frescas de monte (romero, tomillo...)


La Samfaina es la versión catalana de este platillo.

El Pisto Manchego es la versión de La Mancha; comunidad española.

El Ratatouille, la modalidad francesa.

Kapunata es la versión hecha en Malta.


Y a todas estas les antecede una: la Alboronía.

De América llegaron tomate y pimiento a España. Las rutas de las especias llevaron el pimentón.

Pues en el al-Andalus; La antigua Andalucía; El territorio sur de la península ibérica que estuvo en manos musulmanas durante la edad media, se preparaba un guisado de berenjenas. El plato además llevaba ajo, cebolla, calabaza y frutos secos. Al llegar el tomate y el pimiento, se convirtieron en ingredientes habituales de este plato. Así la Alboronía pronto fue un plato que gozó de aceptación; a tal grado que paso a otras regiones.


Si hubiera que dar las claves de este platillo, serían: Usar aceite de oliva. Rallar el tomate. Nunca dejar de incluir las berenjenas y el calabacín.


Algo que distingue a esta sinfonía de verduras es que, independientemente del país o región, siempre tiene un origen humilde. De campo.

Se utilizan las verduras que hay a la mano en la huerta.

Con la aparición de la cocina de autor o de vanguardia, estos platos de origen humilde se transformaron en auténticas delicattessen.


Ya vimos en la famosa película del roedor cocinero "Ratatouille", que basta este humilde plato de campiña para activar la memoria sensorial del más severo crítico gastronómico de Francia.

Un viaje a su infancia. A su casa en la campiña, el olor del plato que humildemente cocinaba su madre...

Un ratón chef convierte un platillo de campo en algo sofisticado.


Plato peculiar que puede parecer una simple guarnición; sin embargo servido como plato principal e único, deja satisfecho a cualquier comensal. No sólo por su sabor sino por sus aromas. La inigualable fusión del aceite de oliva con el aromático ajo, maridados gracias a la cebolla y el tomate rallado, hacen de las berenjenas y el calabacín algo sublime. Agregar pimentón, tomillo, romero... nos lleva del plato al paisaje o viceversa.


Recomendación: Servir en un plato llano una cama de pisto, samfaina, ratatouille... encima poner un huevo de gallina recién frito, con la yema casi líquida. Un huevo de avestruz, le da más sofisticación.

En lugar del huevo, se puede poner un bistec vuelta y vuelta. O un trozo de bacalao fresco confitado.



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