Columna Gastronomìa de Lula Martìn del Campo.
Cuando se junta el pan con el hambre, cosas maravillosas suceden.
Parece que se hace magia…
Este binomio va más allá de lo culinario.
Para un cocinero no hay nada más gratificante que ver que el plato regresa limpio después de que el comensal se lo comió. Claro, podemos pensar: “La persona tenía hambre”. Sin embargo, cuando se comen todo hasta limpiar la salsa y los jugos que quedan en el plato, con un pedazo de pan, es porque verdaderamente estaba rico.
Qué importante es ofrecerle al cliente un buen “pan”. De ese binomio nace la magia…
Y así con todo lo que hacemos en nuestras vidas cuando se crea magia.
Cuando siento esa “hambre” por viajar a algún lado y se me presenta algún lugar nuevo por conocer, no hay nada que me detenga a vivir una experiencia fascinante. Y si te queda un buen sabor de boca, seguramente querrás repetir.
Satisfacer el antojo es muy importante; hay veces que queremos algo dulce o salado, o conocer un lugar lejano o nada más ir a Barra Vieja por unas ricas Picaditas, un suculento Caldo de Camarón, un majestuoso Pescado a la Talla y una fresca Nieve de Coco.
¡Qué divertido! Siempre he querido ir a comer a Barra Vieja el día de mi cumpleaños. Y si cae entre semana, soy capaz de pedir el día a cuenta de vacaciones, ir, comer, y regresarme el mismo día… Con la satisfacción de haber vivido un día mágico…
Parece que se hace magia…
Este binomio va más allá de lo culinario.
Para un cocinero no hay nada más gratificante que ver que el plato regresa limpio después de que el comensal se lo comió. Claro, podemos pensar: “La persona tenía hambre”. Sin embargo, cuando se comen todo hasta limpiar la salsa y los jugos que quedan en el plato, con un pedazo de pan, es porque verdaderamente estaba rico.
Qué importante es ofrecerle al cliente un buen “pan”. De ese binomio nace la magia…
Y así con todo lo que hacemos en nuestras vidas cuando se crea magia.
Cuando siento esa “hambre” por viajar a algún lado y se me presenta algún lugar nuevo por conocer, no hay nada que me detenga a vivir una experiencia fascinante. Y si te queda un buen sabor de boca, seguramente querrás repetir.
Satisfacer el antojo es muy importante; hay veces que queremos algo dulce o salado, o conocer un lugar lejano o nada más ir a Barra Vieja por unas ricas Picaditas, un suculento Caldo de Camarón, un majestuoso Pescado a la Talla y una fresca Nieve de Coco.
¡Qué divertido! Siempre he querido ir a comer a Barra Vieja el día de mi cumpleaños. Y si cae entre semana, soy capaz de pedir el día a cuenta de vacaciones, ir, comer, y regresarme el mismo día… Con la satisfacción de haber vivido un día mágico…
(Para ver columna completa http://www.cabaret.com/ )
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